sábado, 29 de octubre de 2011

Cristo hace Gin-tonic

V

Los grillos estaban dando un concierto hermoso, las ranas acompañaban en la sinfonía y los perros interrumpían el melodioso panorama con quejidos hambrientos. El silencio no existe y es perfecto.
Él no tenía frío, yo sí, el traía la linterna, yo iba con los cordones desatados, pensando en Boyo, debería haberlo llevado conmigo, las chicas vestidas con remeras flúor y mini falda blanca iban a bailar, nos dirigíamos al único bar que hay en Chaco Chico, nos dirigía la luz y los gritos del alcohol.
Jesús iba pegado como un abrojo a mi cadera. Cruzamos la puerta y mil ojos se clavaron en nosotros, había cientos de botellas de cervezas antiguas en la pared, una de esas carameleras gigantes de la época de mis papás y las maquinitas de videojuegos enormes que parecen robots. Ya había encontrado mi lugar preferido en el barrio.
-Hola… ¿quieren tomar algo?- la sinfonía continuaba con aquella voz, en cuanto me di vuelta, su rostro coincidió con la música.
-Mmm, sí, quiero un Gin con agua tónica- mientras pronunciaba las palabras me daba cuenta de que no quería ninguna bebida, quería mirarle los ojos a ese Cristo rubio que se apareció del otro lado de la barra. Con ojos tan endiosados debería vender todo en aquel lugar.
- ¿No lo viste a mi hermano? Le dicen Pachu, no lo encuentro y mi mamá dice que se fue, yo vivo ahí atrás de los Iturraspe- Jesús vomitó una chorrera de preguntas más, y el Cristo rubio lo miró con ternura devoradora.
-Sí, tu papá es José, pero yo no sé dónde está tu hermano (si sabía dónde estaba, me miro fijamente como tratando de buscar una explicación en mis ojos), no debe estar muy lejos seguro…estem, quizás estás más contento y paseando- le temblaron las manos al preparar ese gin-tonic.
Jesús salió por todas las mesas a indagar un poco, yo me senté en la barra y descubrí como el miedo podía darme tanta sed que casi me emborrache con tan solo mirar el trago.
-Vos sos la vecina nueva, acá se cuentan todo, perdoname… ¿No te da miedo vivir ahí de los Iturraspe?...Soy Antonio, ¿Vos?- el Cristo tenía nombre y preparaba los mejores gin-tonic del mundo.
-Soy la vecina nueva, un gusto, está muy rico esto, cuando yo vivía iba a un lugar dónde lo hacían horrible y vomitaba siempre-
-Es difícil estar vivo, si, ¿Pero…es que Jesús no sabe que su hermano murió?- Con su primera afirmación creí que ya lo sabía todo de mi.
-No, no sabe nada, bah, no sé, no entiendo cómo ni hasta cuando le van a decir que está lejos-
-No te preocupes, pasan estas cosas por acá, gente que se esconde de la policía, minas que se ocultan de sus maridos violentos, nenes buscan a sus hermanos muertos y vecinas nuevas sin nombre beben para olvidarse de algo- Se le sala la sonrisa más linda por los ojos.
- Es que estoy muerta y sola, tengo que olvidarme de que estaba viva y esas cosas que me eran cotidianas- que lindo que era mi gin-tonic.
Hablamos algo más hasta que Jesús volvió sin noticias. Antonio me invitó a pasear cuando quisiera, yo le dije que iba a estar muy desocupada, pero no creo que me invite a pasear, espero que sí, me gustaría pasear con él como cinco años seguidos y hacer botes con masitas de agua.
Jesús y yo salimos y nos sentamos en el pasto, yo le pedí que mirara para arriba, miramos para arriba y nos pusimos a decirnos la verdad:
-Me gustan las estrellas, pero no como le gustan a la gente, a mi me gustan de verdad, yo me casaría con una-
- Che, lechuza, callante un poco- me obligó.
-bueno, está bien, pero todo este asunto me pone romántica-
Un largo silencio nos cubrió…
-¿Mi hermano está muerto no?- la afirmación, fue una afirmación.
- ¿Y para que lo buscas si lo sabes?- Quería llorar.
- Quería saber si alguien me decía la verdad, por ahí alguno me decía que estaba muerto, pero ni siquiera vos te animaste-
-Nos vamos volviendo cada día menos naturales-
-No entiendo-
- Nunca te olvides de decirle a nadie cuando alguien se muere-
Lloré un poco, porque soy más grande y vi más películas tristes, el no lloró y empezó a contarme de cómo la maestra les pegaba figuritas a los chicos que iban con las zapatillas limpias y se moría de rabia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario